La Voz del Silencio

Con la escritura de sus obras maestras terminada, H. P. Blavatsky dirigió su atención más particularmente a las necesidades de aquellos que estaban seriamente deseosos de servir a la causa del mejoramiento humano. El resultado fue La Voz del Silencio, un clásico espiritual de incomparable belleza y poder.

Al traducir de memoria algunas de las máximas antiguas del Libro de los Preceptos de Oro, extraídas de la misma fuente arcaica que las Estrofas de Dzyan en las que se basa La Doctrina Secreta, la autora aclara la diferencia esencial entre los dos caminos del logro espiritual: el perseguido por quienes buscan la verdad para su propia iluminación; el otro seguido por aquellos de todas las épocas y países cuya única aspiración al autoconocimiento es motivada por una preocupación compasiva por el bienestar de toda la humanidad.